miércoles, 31 de octubre de 2012

Desventuras de una función gratuita

En la fila para entrar a la sala (porque todavía se acostumbra hacer fila en estas instalaciones, la globalización aún no hace mella, o si pero hacen como que no, porque si no no sería hipster, right?) había una pareja de morros tras de mi, no sé de que edad exactamente, yo calculo que alrededor de los 20 con una tolerancia de más-menos 3. En fin, estuve esperando entre 5 y 10 minutos para ingresar a la función e inevitablemente me chuté su conversación, que aclaro no fue por metiche sino porque además de que se encontraban a escasos centímetros de mi sensual humanidad, el volumen de voz de ambos era un tanto elevado para el promedio de una interlocución. Ambos tenían pinta de chairos, como que van (ya que estudien es otra cosa) a una escuela onda ciencias políticas o filosofía y letras, pero si algo me han enseñado mis prejuicios sobre la gente es: búrlate y después les pones apodos; nahh, no es cierto, pero si me dio una tremenda flojera ver y oír tanta pretensión en unos post-adolescentes que hablaban sobre las relaciones de pareja y se expresaban con frases como: "la configuración de la estructura en tu relación bla bla bla...", "no construyas un refugio en la sombra de su árbol" o "su necesidad es de tal envergadura que bla bla bla...", y así.

Para mi buena suerte al ingresar a la sala dicha pareja se sentó a una distancia bastante prudente de mi, por lo que pude olvidarme de su aburrido y pretencioso punto-de-vista-que-no-pedí. Disponíame yo a disfrutar la función cómodamente cuando al cabo de unos minutos se acercó una señora con dos bolsas grandes de plástico y un paraguas, me preguntó si estaban ocupados los asientos a mi derecha y le respondí que no, acto seguido tomó posesión de dos de las butacas libres, colocó a mi lado sus pertenencias y en seguida se sentó ella. Apenas habían tocado sus posaderas el asiento cuando empezó a esculcar sus bolsas preguntándose en voz alta en dónde había dejado su agua, noté que se me quedaba viendo como esperando que yo me pusiera a ayudarle a buscar dentro de sus bolsas el ansiado bote de agua, pero me limité a sonreir forzadamente (mi cara de hipócrita no. 26) e intenté tirarla a león, y digo intenté porque la señora continuó con exclamaciones tales como: "¿pos 'onde la dejé?", "válgame....", "mmmm, ps on'tará", ya cuando oí el "ahh vaya, aquí está" pude relajarme y volver a mi estado noestéschingando burbuja.

Pero no duró mucho mi tranquilidad, porque apenas apagaron las luces para iniciar la proyección la señora manifestó su desconcierto con la siguiente exclamación: "ay, 'ta muy oscuro, no veo nada" (por alguna razón en ese momento comenzaron a pasar por mi cabeza aquellos sketches de Eugenio Derbez en su personaje del Oigame No). Una vez iniciada la película continuaron llegando espectadores que invariablemente interrumpían la poca atención que hasta ese momento hubiese podido capturar el filme, lo cual, digo, sucede muy seguido (si no es que siempre) en cualquier sala de cine o espectáculo. Lo que no es tan común es que conforme va entrando la gente demorada una señora les grite: "ahí en medio hay lugares", o "aquí hay uno solo joven"; a este último comentario, el citado joven hizo caso y se sentó justo en seguida de mi, en el lado opuesto a la señito gritona, lo que en circunstancias normales no representaría ningún problema (excepto un poco de incomodidad), pero resultose que este individuo de pronunciada cabellera y barba despedía un olor como de no-me-baño-para-no-perder-mi-esencia y pa' acabarla también era de los que les gusta compartir a todos su sentir sobre lo que está viendo con comentarios como: "así", "dale otra", "eso", "¡ouch!", entre otros. Pero lo mejor estaba aún por venir, porque transcurridos apenas unos escasos 5 minutos de la proyección la señora abrió una de sus bolsas y sacó lo que sonaba como una caja de plástico, de esas donde regularmente viene la comida para llevar, y además del ruido generado en lo que buscaba/sacaba/abría dicha caja, continuó con lo más obvio que podría uno suponer en esos casos: se puso a comer lo que fuera que trajera ahí guardado. Pero no feliz con saciar su apetito, se dispuso a ofrecernos al individuo greñudo y barbudo de particular olor y a mi de su suculento snack. Por razones lógicas/salubres/de supervivencia denegué su generosa oferta pero mi vecino de asiento no, por lo cual me vi interrumpido en más de una ocasión para permitir el intercambio de lo-que-fuera-que-estuvieran-comiendo este par de personajes con la precaución de que no me fueran a tirar encima lo que estaban compartiendo, así terminé inmiscuido en un sangüich de incomodidad que puso a prueba (extrema) mis prácticas budistas y filosofía zen los subsequentes 100 minutos de la proyección.


Ah si, la movie estuvo pues entre aburridona y cochinona, lo más rescatable fue un zorro que hablaba (onda pulgoso el de Marimar), genitales magullados y mutilados y escenas bien "artísticas" de sexo explícito.


martes, 23 de octubre de 2012

10 interesantísimas cosas que tal vez usted no sabía de mi (or hi, my name is Alex Sánchez, welcome to Jackass)

1. Nunca me he roto, quebrado, partido, ni siquiera fracturado, ninguno de los 206 huesos que constituyen mi estructura ósea.

2. Me he (han) descalabrado 3 veces y nunca me han cosido la chompeta, ni ninguna herida en cualquier otra parte de mi "so damn hot body".

3. Una vez me caí de un árbol de una altura aproximada de 2 metros y medio, fue de  puritita espalda y directo contra el concreto de la banqueta. Luego del correspondiente chequeo y toma de radiografías regresé a mi casa dos horas después y al ir subiendo las escaleras hacia la segunda planta volví a caerme y azotar en la misma posición, esta vez de una altura menor (como 2 metros nomás) y me ayudó a amortiguar un sillón de mimbre que se encontraba por ahí. 

4. Las únicas cirugías que me han practicado han sido para extraerme las muelas del juicio, la primera de ellas duró alrededor de 3 hrs y metieron mano 5 doctores distintos con 5 instrumentos de tortura diferentes, creo que en determinado momento lo hicieron todos al mismo tiempo.

5. Cuando estaba rete morrillo solía comer hormigas y cochinillas del jardín que había en mi casa (who's the bitch now Bear Grylls?)

6. Una vez atravesé un ventanal de vidrio de un negocio cercano a mi casa arriba de una bicicleta, obviamente la ventana se rompió en n cantidad de pedazos y mis jefes tuvieron que pagarla (porque era un vil escuincle y aún no trabajaba) pero yo salí sin rasguño alguno (tanto del accidente como de la regañiza de mis jefes).

7. En cierta ocasión, también durante mi infancia, un amigo casi me hace perder el ojo derecho (¡saludos Pinto!) porque aventó una varilla contra el piso cerca de donde yo estaba parado y ésta rebotó de tal forma que fue a parar directo a mi cara justo en la zona que está arriba del párpado y debajo de la ceja, provocándome una apariencia de boxeador apaleado con su respectivo flujo de sangre brotando del corte, lo cual hizo más aparatosa la escena; cuando me revisó un doctor, dijo que me había salvado de un daño más grave "por un pelito".


Como ya no me acuerdo de más estupideces de este tipo "stunts", rellené las últimas 3 con otros datos igual de interesantes sobre mi siempre intrigante y
enigmática personalidad:

8. Visité en 3 ocasiones una delegación de seguridad pública antes de cumplir la mayoría de edad (la primera por coraje, la segunda por capricho y la tercera por placer... ¡ah!, y en ninguna fui procesado, jojo).

9. Mi record de tiros a mano limpia es: 2-0-1, es decir, dos ganados: uno por knockout técnico y el otro por decisión, cero perdidos y un empate.
* El autor de este blog no apoya en ningún caso el uso de la violencia amiguitos.

10. En la primaria gané el concurso del mejor alumno de sexto año a nivel zona y de premio el "H." Gobierno del Estado de Nuevo León me regaló un viaje llamado La ruta de la Independencia (tour por los sitios más representativos de dicho acontecimiento: Guanajuato, Michoacán, Querétaro, León, etc), pero me quedé a unos cuantos puntos del premio mayor que constaba en ir a conocer al entonces Presidente de la República Mexicana Carlos Salinas de Gortari a los merititos Pinos y llevar hasta ahí mismo mi protesta anti-capitalista.


jueves, 11 de octubre de 2012

De hombres huevo y otros goo goo g'joobs

A propósito de la "revisitada" y reestreno del Magical Mystery Tour de The Beatles, me acordé que alguna vez tuvimos la intención mis droogs y yo de grabar algo digamos que similar, aunque claro que debidamente tropicalizado. Fue en aquella época dorada de nuestras vidas en que el ocio era cosa de todos los días, y si ya habíamos palomeado el hobby de la música, el paso lógico siguiente en nuestros sueños guajiros/bohemios/avant-gardescos era filmar y protagonizar nuestro propio cortometraje experimental.

Mi propuesta fue que nos pirateáramos el concepto de dicho filme, es decir, una secuencia de ideas y sueños acomodados sin lógica alguna, onda medio surrealista y ese tipo de mariguaneces. Recuerdo que hasta llegué a realizar un bosquejo para este proyecto que incluía dos musicales, con canciones de nuestra propia banda (en aquel entonces llamada Jalea). En la primera secuencia íbamos a vestirnos/disfrazarnos con trajes estilo El Principito y la idea era básicamente salir a pasear así por un centro comercial o cualquier lugar concurrido para llamar la atención al tiempo que sonaba una de las rolas. En realidad era un fusil o "influencia-muy-marcada" de A Clockwork Orange, en la escena que el protagonista visita la tienda de discos.

El pequeño Alex ligándose un par de morritas.

El otro musical constaba en hacer un playback en distintas locaciones de la ciudad, principalmente en lugares que tuvieran luminarias tipo spot como monumentos, anuncios panorámicos, fuentes y cosas así. Lo particular sería que grabaríamos sólo en modo night-shot y obviamente sería en un horario nocturno para jugar con las luces proyectadas, los ojos de zombie y demás imágenes generadas por este tipo de efecto.

Otra de nuestras "grandes ideas" era grabarnos platicando en un variopinto de tópicos tan profundos como interesantes, entre los cuales se incluían la supervivencia de los dragones de las islas de Komodo, el efecto de la mariguana combinado con un litro de leche entera (tema patrocinado por nuestro roadie adoptivo), el extenuante debate por saber cuál temporada de los Simpsons fue la mejor, y así. Dichas conversaciones se insertarían al azar entre los musicales y demás tomas propuestas, aunque ninguno sabíamos en aquel entonces (y hasta la fecha) un pito sobre edición de vídeo.

Como la mayoría de los proyectos/fantasías de aquellos años, nunca lo concretamos (tal vez debería agregar un "gracias a Mahoma"), pero sin duda fue un buen alucine y su planeación nos brindó horas y horas de "sano" esparcimiento; pero ¿por qué les estoy platicando esto?... ¡ah, claro!, la película de los Beatles... si, este... veánla, está muy buena ¡eh!

martes, 9 de octubre de 2012

La comunida' de la gorra I

Si, lo sé, esto de seguir en blogger es bien hipster gooey!!; las tendencias ciberespaciales dictan que debería de plasmar mis desatinos en tumblr o algo así, ¿no?. Aunque me gustaría decir que escribo aquí porque siempre me ha importado un reverendo pepino lo que está "in" o lo que dicte la socieda', la neta obedece a que me da rete-harta flojera andar abriendo cuentas en nuevos sitios, llenar formularios sobre mi interesantísima personalidad, agregar amigos y así.

Bueno, hoy me dio la gana volver a escribir y lo haré para relatarles una anécdota que sucedió hace ya bastantitos años (este blog se ha convertido en una verdadera oda a la nostalgia).

Tendría yo alrededor de 15 años, recuerdo que cursaba el tercer grado de secundaria, cuando anduve de novio con una chica que llamaré la "Srita. X". Cada que iba a su casa a recogerla para salir a pasear notaba que pululaban en las cercanías una bola de malandros que se me quedaban viendo siempre muy feo, entre los que se encontraban vecinos, familiares y conocidos (de ella), y demás fauna de la región. En cada una de estas vueltas sentía el peligro latente de terminar golpeado o "pancheado" por alguno o varios de estos individuos; creo yo que su odio se derivaba del hecho de haberles robado "la flor más bella" de su ejido o algo por el estilo, no sé. En fin, esta pequeña incomodidad nunca me detuvo para continuar con mi idilio y al cabo de unos cuantas semanas me acostumbré de cierta manera al "cálido" recibimiento del barrio y dejé de prestarles atención.

Una noche de tantas en que paseaba tomado de la mano (sha-la-la-la) de la Srita. X cerca de su casa, ah! 'pérenme... me falta mencionar que para esto vestía yo una gorra original de un equipo de la NFL; aquí caben dos aclaraciones: la primera es la mención que se trataba de una gorra original porque en aquel entonces no era muy común encontrar en la ciudad esta clase de accesorios (al menos para un mortal clasemediero), por lo cual llamaba un poco más la atención de los "amantes de lo ajeno"; la segunda, es que digo que correspondía a un equipo de la NFL porque me da pena admitir que era de los Dallas Cowboys (equipo al que apoyaba en mi época puberta). Bueno el caso es que paseaba yo tranquilamente aquella vez cual adolescente enamoriscado (¡gracias Menudo!) con la Srita. X cuando de pronto nos vimos alcanzados por un par de tipejos montados en una bici, uno pedaleando y el otro montado en los diablos, como iba yo caminando del lado de la calle me pasaron extremadamente cerca viniendo de atrás de tal forma que me rozaron el costado del cuerpo causando mi reacción y apreciación que se trataba de dos de estos zánganos que siempre me daban la "bienvenida" a la colonia. Como no hicieron otra cosa que empujarme levemente lo que pensé fue que sólo intentaban amedrentarme de alguna manera. Detuvimos nuestro andar y vi que ellos hicieron lo mismo varios metros adelante, noté como se quedaban mirando fijamente hacia donde estábamos y después de algunos minutos parecieron perder el interés, intentando minimizar el incidente comencé a charlar con la Srita. X de temas al azar y posteriormente a intercambiar algunos ósculos, los cuales se fueron prolongando más y más hasta casi olvidarme de la situación anterior. Tanta fue la distracción de aquel momento que ni siquiera me percaté cuando se acercó de nuevo este duo y ahora no sólo me empujaron sino que estando yo de espaldas aprovecharon para despojarme de la mencionada gorra, fue un vil "pancheo" de quita y corre. Recuerdo que les grité molesto preguntándoles cuál era su problema pero obviamente no me respondieron, solamente continuaron su marcha a toda velocidad. Arranqué corriendo tras ellos a la vez que pensaba qué iba a hacer si los alcanzaba, eran dos contra uno y pues yo estaba super calilla (no tenía el sensual cuerpo de adonis de hoy día), cuando mucho le daba batería a uno, no creía poder enfrentar a ambos pelafustanes, que dicho sea de paso eran mayores que yo, y salir victorioso. 

Justo cuando llevaba corriendo tras ellos una cuadra, me encontré con un conocido ex-compañero de la primaria que me reconoció y vio lo que estaba pasando. Casualmente también montaba una bicicleta y me ofreció su ayuda para perseguirlos. Acepté de inmediato su ofrecimiento y ambos emprendimos la osada tarea de dar alcance a aquel par de sabandijas y recuperar a como diera lugar la valiosísima gorra hurtada.



Continuará...